Contador Beijing 2008


Recomendá la página!!!

¡Recomienda esta página a tus amigos!
Powered by miarroba.com

domingo, 26 de noviembre de 2006

El intocable


El exitoso empresario de Sarandí hace 27 años que está sentado en el principal sillón de la AFA y, a juzgar por cómo superó otras crisis del fútbol peores que la actual, parece que nada puede desalojarlo de allí.En el fútbol, sus pares le rinden pleitesía y casi todos se inmovilizan ante la aureola de intocable que lleva. La clase política también lo recela porque nadie ha conseguido moverlo de su sillón desde el 6 de abril de 1979. Veintisiete años al frente de la AFA y una vicepresidencia clave en la Fifa, le confieren a Julio Grondona cierto aire de patriarca inmune a las críticas. Críticas que recrudecieron durante noviembre y que volvieron a colocarlo en el centro de cada mirada. Con el fútbol en terapia intensiva, jaqueado por los planteos del gobernador bonaerense Felipe Solá, por las demandas de mayor seguridad de los jugadores y por las reivindicaciones de los hinchas comunes que se sintieron discriminados por sus restricciones, Grondona, como siempre, respondió escapando hacia delante. ¿Pasa algo conmigo? El lunes pasado se reunió en la Casa Rosada con Alberto Fernández, el jefe de Gabinete. Y le preguntó si había algún problema con él. "El presidente recibió el mensaje de que ninguna actitud del gobierno nacional debía preocuparlo", confesó uno de sus hombres de máxima confianza en la AFA. Se retiró entonces más tranquilo de lo que llegó. El domingo anterior, el título de tapa de un matutino lo había sobresaltado: "El gobierno quiere derrocar a Grondona...", decía. No era la primera vez que experimentaba una sacudida semejante. Con el advenimiento de la democracia, en 1983, la revista Humor titulaba: "¿Un Alfonsín presidente de la AFA?" Aquella vez, la noticia aludía a Fernando, el hermano menor del líder radical y que pertenecía al mismo sector del partido en que militaba Grondona: Renovación y Cambio. Sin embargo, el canje entre correligionarios nunca se concretó. Don Julio, como lo llaman con cierta reverencia quienes no se atreven a contradecirlo, superaría más trances durante su extenso reinado. Desde la intervención a la AFA que solicitaron los diputados peronistas Héctor Maya y Miguel Unamuno ("porque el gobierno constitucional no puede tener los mismos personeros que instrumentaron una política para el deporte durante la dictadura") al pedido de su cabeza que formuló en público Jorge Bertona, el abogado de Talleres, en agosto de 1993, después de que el club descendiera al torneo Nacional B. Muy lejos habían quedado los primeros tiempos de sosiego en que Grondona coexistió sin conflictos con cuatro dictadores: Jorge Rafael Videla, Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y Reynaldo Bignone. Y mientras, administraba la AFA con la venia del vicealmirante Carlos Alberto Lacoste, el verdadero hombre fuerte del fútbol. Tampoco, a juzgar por sus propias palabras, la pasó mal durante el decenio en que Carlos Menem estuvo al frente del gobierno: "Yo me entendí muy bien con el presidente en lo que se refiere al fútbol. Nunca fui perturbado durante sus 10 años de mandato", explicó en noviembre de 2001, durante una entrevista. El ataque como defensa Como fuere, el próspero empresario de Sarandí que pasó de ferretero a controlar acciones en empresas constructoras, estaciones de servicio, funerarias, inmobiliarias, a tener inversiones ganaderas y hasta un hotel alojamiento, se las ingenió para sobrellevar nuevas tribulaciones. La última que le hizo perder el sueño comenzó el 9 de mayo de 2000. Ese día, se presentó en la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados para responder sobre qué medidas había tomado la AFA para paliar la violencia en el fútbol. Una situación muy parecida a la que atraviesa ahora. Fiel a su costumbre de defenderse con un buen ataque, les preguntó a los legisladores allí presentes: "¿Cuántos empleados de acá son barrabravas?". Grondona nunca imaginó que la respuesta sería demoledora y se convertiría en una causa judicial en su contra por "administración fraudulenta", de la que recién zafaría en octubre de 2002 con una falta de mérito. La denuncia la había presentado el diputado Mario Das Neves, quien en la actualidad es el gobernador de Chubut. De aquel episodio hasta hoy, o incluso mucho más allá –podría afirmarse que desde el ’83 en adelante– el poder del presidente de la AFA ha sido cuestionado a menudo. La inscripción "Todo pasa" que lleva en su grueso anillo (que su portador le atribuye al faraón egipcio Ramsés II), sintetiza cuál es la política en que se siente más cómodo. "Si yo tuviera que estar sentado en la AFA y pensar que me debo poner una chapa y una gorra, me voy", se excusó cierta vez para no denunciar la falta de transparencia y las corruptelas que dominan el mundo del fútbol. Ahí donde es el dueño exclusivo de la pelota con la que piensa jugar hasta que se lo impida su edad. Tiene 75 (nació el 18 de setiembre de 1931) y en 2007 irá por la reelección. Si gana, un nuevo mandato de cuatro años lo habilitaría para seguir hasta los 81. ¿Podrá una vez más?
Artículo de La Voz del Interior, Suplemento Temas, Domingo 26 de noviembre de 2006.

No hay comentarios.:

Noticias Locas