Montoya, se le agrega Navarro

Germán, el arquerito del Pirata, se atajó todo como si tuviera la experiencia del Mono y le dejó a Boca la vuelta atragantada: "Nos habían tocado el orgullo", dijo. Si hay un precursor del perfil bajo y la adicción al trabajo, sin dudas que Germán Montoya es el mejor ejemplo. ¿Por qué? El arquero de Belgrano, que ayer fue figura ante Boca, cuando deja de atajar estudia en el profesorado de educación física, cumple con las prácticas dando clases en un colegio y, sobre todas las cosas, nunca abandona la humildad con la que llegó a la B cuando tenía 14 años y venía del club Villa Azalais. Nunca tiene un ''no'' para fotos o autógrafos (es uno de los top de los fanas). Y hay más: en cada entrenamiento, es el último en irse; ayuda a recoger pelotas o remeras a los utileros. Y promete no cambiar..."Es una forma de manejarse. El jugador debe estudiar, porque nunca se sabe qué te puede pasar (arrancó con el estudio cuando se lesionó en Inferiores). Mi familia me lo inculcó siempre", cuenta la figura del partido, quien quizás no tuvo grandes atajadas pero siempre dio muestras de seguridad y gran presencia a la hora de descolgar centros, jugar con los pies o tapar cualquier disparo. "Mi misión es atajar y estoy feliz porque ganamos. Nos habían tocado el orgullo. Se habló mucho de Boca y el campeonato. Por eso y por seguir sumando, salimos a jugar una final y se vio reflejado en la cancha", explica Germán, quien ni siquiera alteró sus declaraciones cuando se rumoreaba alguna chance de Selección o de pases a clubes importantes de Argentina."Estoy contento porque uno sueña con ganar partidos importantes. Me quedo con la entrega y el sacrificio de este plantel, porque de local no se nos estaban dando los resultados", le dijo el arquero de Belgrano, de 23 años, a Olé. —No estaban de más en esta fiesta.—Y, la verdad que sí. Pero más que nada por Belgrano. En la práctica del viernes fue mucha gente a alentarnos y hoy también. Ellos confiaban en nosotros y sumamos de a tres frente a un gran equipo.A la hora de hablar del ánimo de los jugadores de Boca, otra vez prefirió mirar para adentro: "No vi si estaban mal. Yo me fijo en el grupo y en mi equipo". Y sin marearse, Montoya partió a su casa, ya pensando en alguna práctica, pero para la facultad... y olvidándose de que el país hablará de él como una de las grandes figuras que postergó los sueños del Tri de Boca.

Nota de Olé a Germán Montoya.